3erPolo Petrolero
La Orimulsión en el ojo del huracán













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Por Alejandro Arreaza
















Desde que se produjo el paro petrolero, la industria petrolera venezolana ha estado sometida a una tormenta de cambios y reestructuraciones que han llenado de incertidumbre su futuro, no sólo para los venezolanos, sino también para los diferentes actores del mercado petrolero internacional. Ahora, a esa marejada de cambios, según anuncios del Ministerio de Energía y Minas, se une Bitor, la filial de la petrolera estatal que hasta ahora se había encargado de la producción y comercialización de la Orimulsión, un producto 100% venezolano, creado por los calificadísimos científicos del Intevep, que nos ha permitido dar un uso provechoso a nuestras reservas de bitúmenes de la Faja Petrolífera del Orinoco.

El Gobierno ha anunciado, supuestamente con intenciones de reducir los costos de Pdvsa y aligerar la estructura de la corporación, que en la reestructuración de Bitor se plantea incorporar sus actividades operacionales a la División de Pdvsa Oriente y las de apoyo a las funciones corporativas de Pdvsa. Sin embargo, a pesar de las declaraciones del Gobierno, tratando de tranquilizar a nuestros compradores, el embajador de Italia acreditado en Venezuela, así como una comitiva de la empresa eléctrica Enel y representantes de otros La Orimulsión en el ojo del huracán

países, han mostrado su temor de que la reestructuración de Pdvsa pudiera significar que la firma venezolana no invertirá en más plantas para producir Orimulsión, lo que podría frenar la oferta de un producto ya desbordada por la demanda, y podría dejar a nuestros clientes, después de haber realizado cuantiosas inversiones en la conversión de sus plantas del uso de otros combustibles a la utilización de Orimulsión, sin un producto que sólo Venezuela produce, pero además de eso podría dejar a Venezuela sin uso rentable para sus mayores reservas de hidrocarburos.

 

PÉRDIDA DE OPORTUNIDADES

 

Venezuela posee unas reservas de crudos convencionales de 76 mil millones de barriles, a las cuales debemos sumar 1,2 billones de barriles de los bitúmenes de la Faja Petrolífera del Orinoco, sobre los que se podría considerar económicamente recuperables alrededor de 300 mil millones de barriles, con lo cual podríamos hablar de que Venezuela posee las reservas petroleras más grandes del mundo, con más de 376 mil millones de barriles en su haber. Para que tengamos una idea de lo que eso representa, a la tasa de producción de años recientes, que se ha ubicado alrededor de los 3 millones de barriles diarios, totalizando cerca de 1 mil millones de barriles al año, Venezuela podría producir petróleo, al menos, durante los próximos 376 años.

El error de dejar de producir la Orimulsión podría dejar sin uso una importante parte de esas reservas, ya subutilizadas por las restricciones impuestas por las políticas de precios adoptadas por los diferentes gobiernos que hemos tenido; esto también representa la pérdida de mercados tan importantes como el italiano, asiático, danés, canadiense, etc., donde la Orimulsión, después de un largo y difícil proceso de promoción y mercadeo, había logrado posicionarse. Además, de concretarse este proceso y aun en el caso que no fuese así, esto ya representa un duro golpe a la imagen internacional de la corporación y del país, que trae consigo la pérdida de confianza y el daño de su reputación, lo cual es especialmente necesario para la conquista de mercados para un producto relativamente nuevo, que sólo produce Venezuela y que lleva consigo una fuerte inversión en el cambio de tecnología.

 

NO ANTICIPEMOS EL FIN

 

En el pasado ya hemos sido temerosos del fin de la era petrolera, afortunadamente esas predicciones han estado muy lejos de la realidad. Los diferentes actores del mercado han aprendido de los enormes errores de predicción sobre la escasez de los hidrocarburos, reconociendo ahora su abundancia y confiando en los avances tecnológicos como herramienta para incrementar el monto de reservas disponibles y económicamente recuperables. Sin embargo, la escasez no es la única razón por la cual el mundo pudiera dejar atrás al petróleo. La fuerte volatilidad de los precios, junto con el creciente consenso sobre el impacto ambiental de los hidrocarburos, viene impulsando, desde hace ya algún tiempo, la búsqueda de fuentes de energía alternativa, que pronto podrían entrar a competir en el mercado y romper el casi-monopolio del petróleo. Lo que nos lleva a pensar que así como "la edad de piedra no terminó porque el mundo se quedó sin piedra, la edad del petróleo terminará mucho antes que el mundo se quede sin petróleo". Ojalá y no sea la suma de nuestros propios errores lo que termine por anticipar el fin de la era de nuestra principal fuente de riqueza.
















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